domingo, 5 de agosto de 2012

Batalla de Carabobo y 22 DE JUNIO. DÍA MUNDIAL DEL SUELO Y DE LA TIERRA FÉRTIL.


Batalla de Carabobo

Acción bélica librada cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821, entre el ejército realista a cargo del mariscal de campo Miguel de la Torre y el republicano comandado por el general en jefe Simón Bolívar. La victoria lograda por este último, resultó decisiva para la liberación de Caracas y el territorio venezolano, hecho que se logrará de manera definitiva en 1823 con la Batalla Naval del Lago de Maracaibo y la toma de las fortalezas de Puerto Cabello.

Previo al combate, Miguel de la Torre distribuyó sus fuerzas de manera tal que cubrieran por el oeste el camino de San Carlos, y por sur el de El Pao. La primera línea defensiva fue confiada a la Primera División dirigida por el teniente coronel Tomás García, la cual se organizó en tres batallones principales. El batallón del Valencey a cargo del teniente coronel Andrés Riesco, ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Hostalrich comandado por el teniente coronel Francisco Illas, en columna de marcha detrás de las anteriores. Además de esto, dos piezas de artillería fueron colocadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por Valancey y Barbastro. La Posición correspondiente a la vía de 

El Pao fue ocupada por la División de Vanguardia liderada por el brigadier Francisco Tomás Morales, quien contaba con dos batallones principales y uno de reserva. Primero tomó posiciones el batallón ligero del Infante, a cargo del teniente coronel Simón Sicilia; e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe. La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos, bajo la jefatura del teniente coronel Joaquín Dalmar, quien disponía de cuatro regimientos de caballería. En cuanto al cuartel general, el mismo quedó establecido cerca del batallón Burgos.

22 DE JUNIO. DÍA MUNDIAL DEL SUELO Y DE LA TIERRA FÉRTIL.


El suelo es un sistema complejo de ubicación en la superficie de la Tierra que está constituido por una mezcla de materia mineral meteorizada y materia orgánica transformada sin llegar a descomponerse y mineralizarse por completo. Además posee una fracción fluida formada por el agua que contiene el suelo y los gases, incluidos ambos en su porosidad.

Las tres fracciones del suelo coexisten de forma dinámica, de manera que, las dos fracciones sólidas en forma de partículas extremadamente finas, coloidales, están dispersas de forma casi homogénea en el medio líquido (generalmente agua), capaz de movilizarse activamente facilitando el intercambio desde el suelo con la vegetación, por ello son responsables en último término de su fertilidad edáfica, entendida como la capacidad del suelo para mantener la cobertera vegetal y las comunidades animales asociadas.

Dadas sus características, este sistema es el soporte vital para los organismos, por lo que también puede considerarse como un recurso para la humanidad a través de las técnicas de explotación agrícola, ganadera e incluso mineral de algunos suelos como las lateritas y las bauxitas.

No obstante, desde el punto de vista ambiental debe clasificarse como un recurso no renovable, en tanto en cuanto su génesis requiere un tiempo de formación extraordinariamente largo, fuera de la escala temporal humana, por lo que su alteración física o química supone la pérdida irremediable y definitiva del recurso.

Paradójicamente, la humanidad sin darse cuenta de su importancia y debido a la presión destructiva a la que lo somete, (cada vez mayor y de distintos tipos), está disminuyendo tanto su fertilidad como favoreciendo su desaparición definitiva. Es por eso que se hace imprescindible su protección frente a los procesos erosivos naturales y a los causados por las malas prácticas humanas, precursores ambos de la desertificación.

Las medidas proteccionistas del suelo pasan por: evitar su erosión, para ello deben evitarse a su vez, las roturaciones agrícolas inapropiadas, concretamente todas aquéllas que se hagan perpendiculares a las curvas de nivel en pendientes superiores al 10 %. Por lo tanto, de hacerlas, hay que seguir un camino paralelo a ellas para evitar la canalización del agua de escorrentía por los surcos. Para determinados cultivos en zonas con pendientes son aconsejables los característicos bancales de acondicionamiento previo del terreno.

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